20/12/09

Perros Policias

Nota Publicada por
http://www.losandes.com.ar/notas/2009/12/20/policiales-463070.asp





La división policial que vive de hocicos y de mandíbulas
Fundada en 1941, la División Canes es la única en el país que tiene criadero propio y régimen de convivencia entre perros de distintas razas. Cada efectivo es guía de cada animal. El mito de que a los que buscan estupefacientes los hacen drogadictos.
La División Canes del Gran Mendoza está dividida casi a la mitad: 68 son policías (12 mujeres) y 63 perros. Los cinco seres humanos que sobran en la comparación son personas que se dedican a tareas administrativas, ya que cada efectivo es guía y amigo de un perro específico, con el que trabaja casi a diario.

"Perro y policía constituyen un binomio prácticamente indisoluble: son amigos y se conocen a la perfección. Eso nos ayuda para los procedimientos", cuenta el titular de la división, el principal Gustavo Segura.

La División Canes fue fundada en 1941 por un policía llamado Ramón González, quien patrullaba por su cuenta acompañado de un dobermann. La División lleva su nombre en homenaje.

Canes funciona en un gran predio ubicado en calle San Martín al 2800 de Mayor Drummond, Luján. Además de las oficinas, cuenta con un criadero y centro de adiestramiento canino único en el país para la fuerza. En la parte trasera se pueden observar muchos perros que por la tarde duermen la siesta y que a las 17 inundan el patio de recreo en una convivencia pacífica que envidiaría cualquier aglomeración humana.

"De los 63 perros, 51 son ovejeros alemanes, ocho son pointer, tres labradores y una perra bloodhound. Cada raza tiene una especialidad pero del que más nos valemos es del ovejero, el perro policía por excelencia", explica el principal Tonini.

Vida de can

¿En qué les son útiles los animales a la Policía? En un montón de cosas, "pero básicamente los tenemos para la prevención, el rastreo de personas, la detección de drogas y explosivos y el trabajo terapéutico que hacen con chicos especiales", indica el sargento primero y veterinario Marcelo Tello, uno de los más conocedores en adiestramiento de canes de la provincia.

Para los rastreos, los canes son sometidos desde cachorros a una tarea de adiestramiento que consiste, básicamente, en un juego en el que el premio para el animal es la comida. "Cuando a un perro se lo ayuda a buscar a partir del olfato y logra su objetivo, se le da algo de comida; ese es el premio para el animal: comer".

De ese modo, muchos de los canes que deben seguir a ladrones, asesinos y hasta violadores pasan buena parte del día con bastante hambre. De otra manera, con la panza llena, no se prestarían al juego que les ofrece su amo policía.

"La huella de una pisada es como una huella dactilar: única e irrepetible. Si el perro la detecta puede seguir a la persona buscada por kilómetros, como ha pasado. En pocas ocasiones, como por ejemplo ante la presencia de un río, los canes se pierden".

De todas maneras, cada vez que un perro rastreador entra en acción necesita sí o sí de la compañía de un policía que sepa de huellas o de otros elementos importantes que quedan en la escena del hecho". Cada vez que un perro llega a su objetivo "marca domicilio", como dicen los policías, o se sienta o comienza a ladrar; pero lo que quiere es que le den su premio: la comida.

Amedrentar

En cuanto a la prevención y al amedrentamiento, los ovejeros se llevan todos los laureles. Son de gran utilidad, por caso, en espectáculos deportivos para mantener en línea a los asistentes. Esos perros tienen una gran actitud agresiva que calma al más exaltado. "No los llevamos para que muerdan", aclara Segura.

"Cada policía lleva entallado a su perro con la correa, que puede ser corta (medio metro), media (un metro) o larga (dos metros), pero nunca se puede salir de la muñeca del efectivo", asegura. Los ovejeros que salen por primera vez a calle lo hacen en las canchas, "ese es su bautismo de fuego, pero previamente se les enseña algo de la vida social, como son los ruidos de la multitud o de los autos, eso es para que no sea todo nuevo para los perros". Dos puestos fijos importantes de Canes son la Terminal de colectivos y la plaza Independencia.

Durante el adiestramiento de ataque, los perros se lanzan contra el antebrazo de quien sería un "peligroso delincuente" vestido para la ocasión: gorrita con visera y ropa de pibe chorro. La vestimenta del objetivo es importante: "Por ejemplo, nunca ponemos a gente vestida de azul, de otro modo los perros atacarían mucho a policías", explica Segura.

En lo referido a los canes especializados en droga existe una fantasía en el imaginario colectivo que consiste en creer que a los perros se los hace adictos a las drogas y que después, en su afán de conseguir esa droga que tanto les gusta, se vuelven locos cuando la encuentran y empiezan a ladrar como unos poseídos.

"Nada que ver -se ríe Segura-. El tema de las drogas es el olor que emana de cada una de ellas. Acá se los adiestra con juguetes que llevan ese aroma. Cuando un perro detecta el olor a la droga, la relaciona con el juguete". Como en el caso de los buscados, el can esperará un premio (algo de comer) una vez que marque la droga.

Control de natalidad

La división local de Canes se diferencia de las del resto del país porque cuenta con criadero propio y lleva adelante un régimen de convivencia entre los perros. Sólo se separa a las hembras cuando, de tanto en tanto, les ataca el apetito sexual y despiden ese aroma que enloquece a los machos. Al momento de esta crónica, doce perras estaban confinadas en un corralón aparte, lejos de sus pretendientes; "los machos que están más alzados se quedan al lado de la puerta a la espera", indica un efectivo.

La procreación de la mayoría de los animales en Canes está regulada por el COAM (Criadores de Ovejeros Alemanes de Mendoza), que, en pos de mantener al perro genéticamente más puro, habilita el cruzamiento entre ovejeros hembras y machos después de que cumplan una serie de requisitos.

El amor libre que con tanto placer y desinhibición cultivan los perros de la calle, no existe en Canes. Y así como para los humanos no es sencillo tener sexo sin compromiso (a menos de que se pague), para los perros policías de Mendoza tampoco lo es.

En la actualidad hay seis (tres ovejeros y tres pointer) recién nacidos que deleitan a los uniformados y "secan" a sus dos madres.

Final

Normalmente la vida útil de un perro policía no pasa de los diez u once años. "Luego hay que jubilarlos sí o sí", tal como cuenta el policía veterinario Tello. "Algunos se quedan en el cuartel pero otros se van a la casa de su guía o de su adiestrador, pero no salen más a la calle".

Cuando acceden a la jubilación en muchos casos los canes son homenajeados hasta con honores, en esa simbiótica relación que mantienen con sus amos que hace que muchas veces los animales sean tratados como personas.

Así, el reposo del perro se encamina derecho hacia lo que a todo ser vivo le espera. Su último ladrido puede ser un suspiro o un aullido seco; y lo último que olfatee puede ser la presencia inequívoca de que su final ha llegado. Textos: Rolando López

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