7/1/10

Este sillón es mio


El verano pasado, me llama una Señora desde Tossa de Mar (Girona), de nombre Carmen, que tiene un serio problema con su perrita Xila, "es que (me comenta por teléfono) luego de la hora cenar la perrita se apodera del sofá familiar y no podemos ver las películas de la noche, sentado en el, ya que Xila (una perra muy grande de tamaño una pastor Belga preciosa) se sube y no deja que que arrime ningún miembro de la familia. Gruñe y hasta ladra con intenciones de amedrentar a quien ose en sentarse en el sillón"

Escucho atentamente el relato sin entender mucho la situación, le pregunto que si la perrita esta de mal humor todo el día o si hace este tipo de manifestaciones en algún otro momento? Carmen me responde que no, que solo lo hace luego que todos han comido por la noche y se disponen a ver tele como cualquier familia. Es en ese instante en que Xila cambia su humor.

Me presente (como es lógico) a la hora de cenar y efectivamente al terminar la familia de comer, Xila subía al sofá y en el momento que intentaban acercarme a ella gruñía, de todos modos yo haciendo las señales de calma (lenguaje canino) pertinente fui arrimándome más y más, hasta estar en una distancia ya de riesgo, pero con mayor influencia de energía positiva para la perrita, que no entendía mucho, que un extraño que venia por primera vez a casa, no huía como el resto cuando ella daba su voz de alerta aquí estoy yo.

Al llegar a estar al alcance de mi mano aproximadamente, la miré, me gruño y le hice un chistido fuerte poniéndole la mano cerca como diciendo, que no le tenía miedo a sus advertencias, cuando ella me giró la cabeza, yo seguí conversando con la familia como si nada pasara, en una de las veces que la observo para ver como era su postura corporal (que habla mucho de que esta por hacer el perro) me doy cuenta que entre sus patas tiene un hueso de esos que venden en las tiendas para animales. Imaginando que era ese el motivo de su comportamiento, comencé a acercar la mano hacia el hueso, lo que hizo que lo cogiera con la boca e incorporándose se reacostó contra el respaldo del sofá.

Le hablaba suavemente arrimando la mano con la palma hacia arriba por debajo de su boca, diciéndole que me diera el huesito. Cada vez que Xila gruñía yo le decía un no muy largo y un chistido, La familia en silencio mirando la situación no entendía mucho de lo que sucedía.

Al cabo de unos dos o tres minutos luego de varios gruñidos de ella y chistidos míos, la perrita abrió su boca y dejo caer en mi mano el huesito. Acto seguido, premie efusivamente su comportamiento con caricias y diciéndole "muy bien Xila muy bien". devolviéndole el hueso y repitiendo la operación de pedirlo, dárselo y así unas 5 veces hasta que ella comprendió que nadie le quitaría el premio sin que se lo devolvieran. Después invite a la familia que uno a uno hiciera el procedimiento y con éxito de parte de todos los integrantes pudieron repetir la acción una y otra vez.

¿Que pasaba? que Xila tenía una conducta adquirida, que era cuidar como diera lugar el hueso, como ninguno de la familia sabía como proceder en este caso, la perrita había tomado esto como algo normal y habitual, por que le había dado buenos resultados. Esta situación la llevaban viviendo en esta casa aproximadamente unos dos años según me comentaron.

A partir de esa noche se practico mucho para que Xila entendiera que ese hueso era de ella y que nadie tenía la intención de quitárselo así que a las pocas semana, Carmen fue a un tienda compró un gran sillón blanco de piel ,el cual disfruta plenamente cada noche mirando la tele en familia.



Esta es Xila, puede verse con su huesito y en su cama, luego del tratamiento.

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